Capítulo 9: Maldición.

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Capítulo 9

Maldición

Continúa, lunes 17 octubre

Después de la victoria perdimos el contacto con Jaina, en medio de todo el caos fue inevitable, pero merecía celebrarlo con nosotras ya que fue de gran ayuda. Hablando del tema Azalea me dijo que le mandara un Enviado, si quería contactarla, y así lo hice.

Lo llamé en voz alta, ¡¡En-viado!! Y al momento entró en la taberna. Después de un par de movimientos extraños de cabeza, como si buscara “Wifi”, me dijo que no podía contactar con ella, que no estaba conectada. Estaba buscando “Wifi” de verdad.

Al verme sorprendida me preguntó si quería usar el nuevo servicio de enviado esperado, que el mensaje le llegaría nada más conectarse porque él estaría allí para dárselo. Lo malo de ese servicio es que no me servía para que viniera ahora, pero decidí aprovechar el servicio para intentar hacer una nueva amiga. Este mensajito ya costó tres moneditas, una por el mensaje, una por el papel y otra por el esperado. Ya entiendo cómo van ganando dinero estos mapaches, a lo tonto a lo tonto que si mensaje aquí que si mensaje allá… es un dineral en mensajes.

Con los nervios más calmados gracias al alcohol, nos pusimos a hablar del evento y nos dimos cuenta de que aún teníamos la marca de los labios, pero cuando abrimos los menús la cosa había cambiado un poco;

“Maldición del Beso o Tortazo” Obtienes el agro de todos los demonios de grado 1 y grado 2.

¡¡¡Estábamos malditas!!! ¿Qué significaba eso del agro? ¿Y cómo podíamos quitarnos eso de la maldición? ¡Maldito beso! ¡La de líos en que me ha metido! Aunque siendo sinceras toda la culpa es mía, quién me había dicho mí que me metiera en eso del evento que ni sabía lo que era… Margaret te lo tienes merecido, esto te enseñará a no ir buscando cosas que no debes por ahí…

Elorzal empezó a pensar cómo solucionar lo de la maldición, y según su plan lo primero que había que hacer era recabar información sobre el tema, seguro que ya había alguien que sabía algo del tema y se me ocurrió… ¡Asterisco!

La tienda estaba abarrotadísima, nunca la había visto tan llena, tuvimos que esperar al menos una hora para poder verle, ahora tiene empleados. Al principio cuando me conto que se había quedado a vivir en el juego y que había montado su negocio creí que era un chiste o una forma de decir que estaba enganchado al juego, pero ahora no sé qué creer, hay más de un empleado, por lo visto cobran por trabajar en la tienda y se lo toman muy en serio… Este chico va a acabar mal…

Lo primero que vimos de nuestro “informante” como lo llama Elorzal, fueron los labios negros, el muy listo había recibido el beso en la boca… Así que también está maldito. Después de negociar un rato con él decidió ayudarnos a cambio de más clientela… ¡Pero si ya no da abasto! En fin, él sabrá.

Al parecer hay que ir a un bosque, dibujar un pentagrama en el suelo y pronunciar “Abigabi dame un beso” tres veces para poder hablar con las Brujas Madre y que nos den una misión, si la completamos podrán quitarnos la dichosa maldición. En definitiva, nos han metido en una encerrona infernal para poder usarnos en su beneficio y hacer que hagamos algún trabajo raro… Pero por lo visto no hay alternativa, no hay remedio casero y no ser cura con el tiempo, es permanente. Se supone que los monstruos tienen que atacarme a mí para poder defender a los de mi party, pero que sea siempre no me gusta y a la pobre Azalea no le conviene, esa niña no come nada y está en los huesos, de un tortazo me la desmontan, no podíamos arriesgarnos, había que solucionarlo. Lo bueno del tema es que al final entendí eso del “agro”.

Me preocupaba que todo fuera otra encerrona y la cosa empeorara más, así que acompañaría a Azalea por si acaso necesitaba mi ayuda no sea el caso que me la secuestrasen o algo parecido.

Empezamos por ir a reponer pociones, aunque Azalea y yo nos quedamos con algunas que repartieron durante la batalla, así que el gasto no fue demasiado grande. Luego aprovechamos para comer algo en La Abuelita, estaba demasiado agotada para cocinar nada ni siquiera para descongelar lo que tenía en el congelador. Les ofrecí pasar por casa a las chicas para que pudieran limpiarse y cambiarse de ropa, olíamos fatal, menos mal que no éramos las únicas y La Abuelita estaba llena de gente como nosotras, oliendo a humo y ceniza, llenas de sangre, barro y líquidos de colores que prefiero saber de dónde venían, aunque estoy segura de que era la sangre de esos demonios.

Pues no resulta que estas dos ya tienen la casa, una cada una. Me quede alucinada, ¡Qué velocidad! Con lo que me costó a mí… ¿Pero estas niñas cuánto tiempo pasan aquí dentro? ¿Qué no han ido al colegio o qué? De camino a la zona residencial me comentaron que después de varios experimentos y comprobaciones, están seguras de que cuando comes y duermes aquí dentro ya no es necesario hacerlo fuera, así que todas las horas de dormir las pasan aquí, ocho por cuatro son treintaidós horas, lo que hace que pillen dos días diferente dentro del juego y a los que les están sacando mucho partido, encima están convencidas de que si un par de experimentos más que están haciendo resultan, van a tener más tiempo.

Creo que eso se les está yendo de las manos, como no vas a dormir y comer fuera, lo de dormir aún puedo entenderlo por el tema de descansar el cerebro, pero no lo de comer… Imposible. He intentado que entraran en razón, pero no ha habido forma, me han dicho que si no las creo que vaya preguntando a gente como Asterisco y lo comprendería. No sé qué creer, pero lo cierto es que ahora que lo pienso no duermo en toda la noche fuera, lo hago aquí y ya no me duermo al volante o estoy cansada…

En fin, después de que Azalea cogiera la ropa que le guardaba en casa me mostraron donde habían puesto las suyas y me quede alucinada de la cantidad de casas nuevas que habían aparecido desde que yo plante la mía, prácticamente la zona residencial se había convertido en una pequeña ciudad.

Bueno, supongo que la mayoría de los jugadores son niños sin responsabilidades que pueden dedicarle todo el tiempo del mundo al juego. Mientras yo tengo que trabajar todo el día en casa ellos pueden aprovechar el tiempo, que aquí dentro puede llegar a ser hasta un día entero. Si realmente se puede sacar dinero lo tengo clarísimo, asistenta en ya.

Quedamos a las afueras de la ciudad para poder ir al bosque y conjurar a la bruja, y aunque Elorzal no tiene la marca no quiere perderse nada del “evento”. Esa chiquilla empieza a preocuparme de verdad; está convencida de que esto no es un juego, pero aun así va delante en las peleas y no le tiene miedo a nada, además de esos experimentos que dice que hace… Tengo que hablar con ella, pero a solas, a ver si entiendo que le pasa en realidad por la cabeza.

Azalea fue quien dibujo una estrella de brujas en el suelo con un palo, esa de cinco puntas. Se puso en el centro y pronunció las palabras 3 veces como nos dijo Asterisco. Yo estaba preparada con el escudo y la espada en la mano, pero la niña desapareció de repente envuelta en una luz verde ¡Pluff! Lo primero que pensé fue ¡Ay madre mía que me la han secuestrado! Estaba segurísima de que algo como eso iba a suceder, así que sin pensarlo fui tras ella para ver si aún estaba a tiempo de rescatarla.

Entré en el pentacírculo ese y pronuncié las palabras lo más rápido que pude. ¡¡Pluff!! Exactamente lo mismo que Azalea, la misma luz se me llevó y al desvanecerse me encontraba en un lugar distinto.

Estaba en un bosque también, pero este tenía los árboles lúgubres, olía a algo que no sabría identificar y encima había una capa de niebla densa que sólo llegaba a las rodillas, pero no dejaba ver por donde caminabas. Desde luego nada de eso era normal, y me atrevería a decir que tampoco natural, parecía una escena sacada de una película de miedo.

Busqué por todos los lados a Azalea pero no pude encontrarla a simple vista y ni siquiera había pasado un minuto desde que la seguí. ¿Dónde se había podido meter? La busqué un poco más pisando huevos a ver con que me encontraba y vi que cerca había una casa, o mejor dicho una cacho mansión del terror enorme y alucinante. La casota era difícil de describir porque sí que era terrorífica, pero tenía encanto y estilo, se notaba que era de gente con dinero con mal gusto para la decoración… Cortinas negras, portones góticos, tejados que acaban en punta y, por si fuera poco, murciélagos revoloteando en una torre.

Era claramente la guarida de las brujas y habían secuestrado a la pobre niña como en Hansel y Gretel. ¿A caso los padres de las niñas no les habían contado cuentos o explicado sobre el hombre del saco y esas cosas? Tenía que salvarla yo sola, ya que Elorzal no había seguido mis pasos o no había podido, seguramente lo último porque no tenía la marca del beso.

A medida que me acercaba a la casa iba cayendo presa del miedo… Los árboles se movían e intentaban cogerme de la ropa, unas ardillas con los ojos rojos brillantes me miraban desde lo alto de esos espantosos árboles y no paraba de escuchar “cracks” cuando andaba sin saber a qué se debía el sonido. Para acabar de rematar la faena, entre el último árbol del bosque y la casa tenía que pasar entre un pequeño huerto y un cementerio… Jamás había tenido tanto miedo… Ni siquiera en la batalla campal de antes.

El huerto estaba lleno de rosales negros, calabazas y otras verduras que no pude reconocer, por su parte el cementerio era tal cual un cementerio de verdad con sus tumbas, lápidas y sus esqueletos levantándose de su féretro y colocándose sus huesos y cabezas en su sitio…Todo el atrezo parecía hacer su propia vida e ignorarme, de hecho, algunos me vieron y me ignoraron, siguieron a lo suyo… Así que aproveché y pasé lo más rápido y sigiloso que pude.

Solo quedaba el camino que llevaba al porche de la casa, pero ahora no había niebla y podía ver por donde pisaba.  Un manzano podrido lleno de cuervos expectantes y una caseta de perro. ¡Podía hacerlo!

Tenía taquicardias, pero llegué enfrente del porche, justo al lado de la caseta del perro, aunque no era la típica caseta de perrito. El perro que debía usarla no debía ser un caniche, no precisamente, o era un pastor alemán, o un mastín, o algo muy grande.

Intenté subir al porche despacito y lo más alejada que puede de la caseta sin sacarle el ojo de encima, pero me parecía que había algo dentro, no lo tenía claro porque era de noche y fuese lo que fuese que hubiera allí dentro también parecía negro así que no sabía si era mi imaginación o no lo era. El caso es que en cuanto pisé el primer escalón que subía al porche…

¡Ahúúúúú! Había perro, o más bien dicho lobo. Entonces lo veo clarísimo, tan claro que venía a mí y quedé acorralada en el porche. «Eres tonta Margaret, te has atrapado a ti misma ¿y ahora qué?»

Ese lobo era bastante más grande que los lobos de medianoche, y desde luego parecía mucho más feroz y aterrador.

El escudo y la espada me temblaban de miedo, ese lobo iba a devorarme y lo único que podía hacer era retroceder hasta la puerta. La voz me salía descafeinada y no más allá del porche…

—¡¡Azalea!! ¡¡Socorro!! ¡Alguien que me ayude!

 Menuda rescatadora estaba hecha.

—Aquí no hay nadie que pueda ayudarte, estás sola conmigo y conmigo tienes que tratar. ¿A qué has venido a este lugar? Piensa bien la respuesta si no quieres acabar en mis fauces.

¿Quién no caería de culo ante esa situación? Las piernas ya no eran mías, temblaban sin parar y la voz casi no salía de mi garganta pensando que las que saldrían podrían ser las últimas…

—He venido porque se ha perdido una amiga, solo vengo a preguntar y si quieres comer yo sé cocinar, puedo prepararte un buen plato de… ¡Estofado de oso!

Al oír eso transformó en un chico alto, con cabello rubio platino, la piel paliducha y los ojos de color miel.

—Perfecto, me debes una cena. Carne humana a cambio de carne de oso cocinada. Creo que es una buena salida para ti, dada la situación.

Y me ofreció la mano a modo de trato. Qué podía hacer, estaba acorralada y muerta de miedo. Salvar el pellejo a cambio de una cena no me pareció un mal trato así que cerramos el acuerdo. Con ese aspecto humano no daba tanto miedo y podía al menos levantarme del suelo.

Me explicó que se llamaba Spike y era un “Hombre Lobo”. Mi teoría de los monstruos de las pelis era correcta, por lo visto existen en este mundo todas esas criaturas de la noche. Spike es el guardián en casa de las bujas, guarda el porche y está a su servicio para lo que haga falta; proteger el porche, entretener a las visitas, echarlas fuera o incluso evitar de una forma sencilla y sangrienta que las visitas de indeseables molesten a las Brujas Madre.

—Pero tu solo vienes a preguntar ¿no es así? Solo quieres saber si tu amiga, a la que buscas, está aquí o si quizás la tengo en mi caseta para devorarla poco a poco.

Sí, eso es.

—Que dulce es el olor del miedo y de la mentira. Tu buscas a tu amiga, sí, la cual está aquí, pero en otro plano al cual no puedes acceder. Lo que no me has dicho es que también buscas molestar a las Brujas Madre para pedirles un favor, ¿o acaso no vienes a quitarte la maldición del beso o tortazo? Si quieres… puedo darte la opción de Beso o Zarpazo….

¡Ayyyyyy! Esto último me lo dijo acercándose a mi oreja y un escalofrió me recorrió la espalda. Al final se me iba a comer.

¡¡Plof!! De pronto, la puerta tras de mí se abrió de golpe y me caí de nuevo de espalda al suelo.

—Gracias Spike. Ya está dentro de casa, así que puedes retirarte ya que ahora es mi invitada.

—Como quieras, pero este animalillo me debe una cena, ¿no es así?

En el suelo y boca arriba, viendo mis dos opciones desde una posición poco favorable, solo fui capaz de asentir con la cabeza.

—¡¡Ohh!! Qué bonito, supongo que ella trae la cena… Pero se un poco galán con tu invitada, vístete con algo que no lleve sangre, péinate y yo misma me asegurare que no tengas pulgas para tu cita. Tú asegúrate de poner una mesa como es debido, con velas, flores y todo lo demás.

» Y tú, qué, ¿piensas estar más rato ahí tirada mirándome desde abajo o piensas entrar en casa?

Pues una me ofrecía entrar en casa y el otro comerme, no sabría decir que opción era peor. Lidiar con las amenazas del hombre lobo o entrar voluntariamente en la casa de esa bruja.

Al parecer me lo pensé demasiado tiempo, porque con un movimiento de dedo me hizo volar hasta sentarme en un sillón y la puerta se cerró de golpe. ¡Glups!, atrapada por la bruja en su propia casa. Esto no suele acabar bien en las historias que conozco…

—Ponte cómoda, relájate y toma algo de beber…

Mientras chasqueaba los dedos y se acercaba un mayordomo con unas bebidas, pero ni el mayordomo ni las bebidas eran normales. El mayordomo era un zombi o algo parecido que andaba cojeando con un pie retorcido hacia atrás, su ojo derecho estaba medio salido, le faltaba una oreja y uno de sus brazos era sólo huesos. Preferí no mirarlo más y fijarme en otra cosa. Las bebidas para elegir aparte de tener unos vasos con formas de lo más extrañas, eran de colores o burbujeantes, incluso algunas soltaban humo.

—Prefiero no tomar nada, no tengo sed.

Era mentira total. Tenía un nudo en la garganta y algo de beber no me hubiera ido mal, pero algo normal como agua.

—Así que rechazo de lo desconocido, ¿no?, Era de esperar, pero ¿dónde estarían mis modales si no te ofrezco algo? Por cierto, puedes soltar el escudo y la espada, aquí dentro ni los necesitas ni te sirven.

Entonces, tras una palmada vino un esqueleto, literalmente un esqueleto andante con una pajarita que se había llevado mi escudo y espada a un armario.

—Y ahora hablemos de ese beso. ¿Has venido a por más? ¿O es que no te lo puedes quitar de la cabeza? ¿O vienes a buscar algo nuevo?  

Todo eso mientras se sentaba en mis rodillas y rodeaba mi cabeza con su brazo.

Volvía a tener mis sentidos confusos, mi vista solo podía verla a ella y sus palabras no salían de su boca, sino que resonaban en mi cabeza. Al final solo puede balbucear que buscaba a Azalea.

Ella me explicó que Azalea estaba allí, pero en otro plano, que ahora estaban asolas al igual que nosotras, que ahora podía pedir cualquier cosa; cualquier experiencia, cualquier sensación… Y poniéndose detrás del sillón con las manos en mis los hombros y su cabeza junto a la mía me dijo que lo que quisiera hacer no iba a salir de allí, que sólo nosotras lo sabríamos, ¡Oh dios mío!¡¿Se me estaba insinuando?!

De repente mi cuerpo reaccionó y me levanté de allí de un salto alejándome una distancia prudencial. Es más, de hecho, me fui hacia la puerta para salir de allí pero la puerta no tenía pomo, estaba atrapada con la bruja y esto no era nada de bueno… ¿¿Qué podía hacer?? Llamé a Enviado para pedir ayuda, pero no apareció.

Entonces se sentó en el sillón con pose altiva y me explicó que En-viado tiene miedo del perro y no iba hasta allí. Después preguntó de nuevo que quería, mientras interiormente, yo pensaba que lo único que quería era salir de allí, que si no fuera por la dichosa maldición jamás hubiera vuelto a su encuentro.

No habló, pero en mi cabeza dijo que si eso es lo que realmente quería me dejaría marchar, y finalmente me dijo lo que había venido a buscar. La marca del beso o tortazo sólo se quita con una poción que ella realiza, pero que tengo que traerle unos cuantos ingredientes:

2x hongo de cueva

5x plantas de tipo C

1x raíz profunda

10x beso embotellado

10x núcleo demoníaco grado 1 o 5x de grado 2 o 1x de grado 3.

1x lingote de plata o 1x flor negra. Estos últimos ingredientes son a modo de pago.

—Te lo he puesto en la memoria, así no se te olvidara. Cuando los tengas ven a verme y te hare la poción.

Y con un movimiento de dedo abrió la puerta y me dijo sus últimas palabras, pero ya no en mi mente.

—Y ese Dios al que tantas veces apelas, ¿quién es?, no le conozco. Desde que he llegado todas lo nombráis, pero ninguna me sabe decir dónde encontrarlo. Me pregunto cuál es su función, yo por ejemplo soy la señora de la muerte y la guardiana de los hechizos prohibidos, pero ¿Qué hace él? ¿A qué se dedica? ¿Dónde puedo encontrarlo? Si me traes estas respuestas, en especial la última, quizás te conceda algún favor…

¿¿¿Favor??? Yo solo quería salir de allí, así que me apresuré en pasar y cerrar la puerta sin pensar mucho en lo que me había preguntado, cómo voy a saber yo donde encontrar a Dios. Pues en la iglesia, ¿no?

¡Pom! Al escuchar el portazo tras de mí lancé un tremendo suspiro sin darme cuenta. Como la otra vez, después del portazo la vista se aclara, los sentidos funcionan y el olfato olía a perro. Espera, ¡A Perro! ¡Oh no! El hombre lobo.

—¿Ya te vas criaturilla? Si quieres puedo invitarte a ir a contemplar la luna y las estrellas y tomar un aperitivo de mi despensa.

Estaba en tono amenazador, pero me dejó salir del porche, así que sin hacer nada brusco y sin decir nada, salí dirección al bosque.

—Recuerda que me debes una cena… Puedes estar enfrente o formar parte del menú, tu elijes.

«¡Rápidorápidorápido! …» Me adentré al bosque e intenté buscar el lugar por donde había venido sin mirar mucho atrás. Las ramas y raíces intentaban atraparme, las ardillas de ojos rojos me observaban de los árboles, los cuervos me revoloteaban y la maldita niebla que ocultaba el suelo hacía que tropezará y no viera hacía donde iba, hasta que por fin vi un resplandor de luz igual al que me había traído.

¡¡UFF...!! Azalea y Elorzal esperaban preocupadas. Estaba de regreso. Caí al suelo de bruces, empapada de sudor y con el corazón latiendo más rápido que en toda mi vida, sólo podía respirar.

Debía estar muy apurada porque las niñas se veían realmente preocupadas y no paraban de decirme que respirara calmada y profundamente, me consolaban diciéndome que ya había conseguido salir de allí.

Cuando mi respiración regresó a un ritmo normal, me puse en pie y las tres coincidimos en que lo mejor es irse a casa. Esa visita a la casa de la bruja había sido más intensa que la batalla anterior.

De camino a casa, Azalea me explicó que a ella le había sucedido algo parecido y que al final había tenido que salir corriendo igual que yo. Todo ese susto para que al final me saltara un menú flotante diciendo que tenía una misión nueva:

“Beso o Tortazo, lleva los ingredientes a las Brujas Madre para que te quiten la maldición”

Pues eso será otro día, ya tengo demasiadas emociones por hoy.

El problema llegó cuando me acosté para dormir, en mi cabeza no hacía más que resonar todas las palabras de la bruja. ¡Maldita sea! las tenía metidas en la cabeza como si fuese la canción del verano.

Llamé a En-viado para poder preguntarle a Azalea si a ella le sucedía lo mismo, y al poco un mapache llamado “Re-cibido” me trajo un paquete de Azalea. Era una poción con una nota: “He estado haciendo las misiones de pociones, y ahora puedo hacer pociones de vida, de energía y pociones de sopor. Tomate la poción y al poco estarás durmiendo”.

¡Esta cría quería drogarme!

Bueno, la cancioncilla era insoportable así que al final lo tomé como una tila para los nervios o una dormidina, necesitaba dormir después de tanto susto…

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